¿POR QUÉ LLEGAMOS A EXISTIR? AUTOENTREGA VS EGOÍSMO

¿PORQUE LLEGAMOS A EXISTIR? AUTOENTREGA VS EGOÍSMO

El amor es la expresión de una colectividad. No puede existir amor en un Dios singular. Fuimos creados porque Dios es comunitario. Lo que llamamos de existencia surge del transbordar de una relación perfecta. Este transbordar es el amor.

 

En algunos eventos les he preguntado a las personas: ¿por qué fuimos creados? Las tres respuestas que más escucho son:

 1. Dios nos creó para Su gloria

2. Dios nos creó para que le demos loor a Él.

3. Por causa de Su voluntad.

 

En respuesta a cada una de estas afirmaciones he respondido:

1 & 2) Sin dudas, fuimos creados para glorificar a Dios y para alabarle, pero si el porqué es alguno de estos, fácilmente llegaremos al concepto de un Dios egocéntrico que necesita ser glorificado o adorado.

 

3) Simplemente porque quiso. Lo cual no es una respuesta equivocada, pero incluso el Castillo Rá-tim-bum, la famosa serie de mi infancia, respondería: “porque sí” no es la respuesta. Es verdad, Dt. 29:29 nos habla sobre cosas secretas, entonces “porque sí” a veces es la respuesta. ¿Pero será que no podemos realmente comprender el motivo de la acción de nuestro Creador?

 

Investiga en Google y encontrarás estas mismas respuestas en algunos sitios web. Pero no se acercan a la esencia del porqué fuimos creados. Las dos primeras respuestas nos remiten a nuestro motivo de existencia, pero no al motivo de Dios para crearnos. La tercera, para mí, es una respuesta que apela muy temprano a lo inexplicable. Sinceramente, creo que el estudio de la persona de Dios ofrece la respuesta para esa simple pregunta.

¿Pero por qué esa pregunta es importante? Porque su respuesta es fundamental para que construyamos algo diferente de lo que es nuestro natural. Naturalmente somos egoístas, observa las obras de la carne en Gálatas 5:20. Sería extremadamente impreciso decir que estamos viviendo en un tiempo de egoísmo, sería mucho mejor decir que vivimos en un tiempo donde las obras del hombre están en mayor evidencia. Justamente porque el hombre siempre fue egoísta, únicamente manifiesta el mismo comportamiento de diferentes formas a lo largo de la historia.

Michael Reeves, en “Deleitarse en la Trinidad” argumenta que “Dios es amor justamente por ser Trinidad”. El concepto bíblico de amor está aliado a la auto-donación: una persona decide por su propia voluntad darse a otra. Por lo tanto, solamente en una comunidad puede existir amor. Entonces Dios es amor porque antes que nada, Él es una comunidad.

¿Entonces por qué Dios nos creó? Scott Horrell en un artículo titulado “Una cosmovisión trinitaria”, de la Vox Scripturae de 1994, defiende que fuimos creados porque las personas de la Trinidad se amaron una a la otra de tal forma que este amor transbordó. Fuimos creados porque Dios es amor. Y Dios es amor porque es Trino.

 

En 1 Juan 3:16 somos remitidos al verdadero amor y vemos porqué debemos tener una vida de auto-donación: “En esto conocemos lo que es el amor: en que Jesucristo entregó su vida por nosotros. Así también nosotros debemos entregar la vida por nuestros hermanos.”

 

El amor está basado en la auto-donación: la elección del propio individuo de abandonar algo que era suyo por derecho. Jesús dejó Su gloria (Filipenses 2), pero no fue solo eso que él dejó en la encarnación. Dios dejó de estar fuera del tiempo cuando se conectó a nuestra cronología, por la persona de Jesús, en carne y hueso. Él se conectó a Su creación porque quiso. El amor es un sacrificio por voluntad propia.

Cualquier demostración de afecto, cariño o sacrificio que hacemos por obligación o con cualquier interés puede ser cualquiera de los ítems mencionados anteriormente, pero nunca será amor. El amor está basado en la auto-donación, en dejar de lado derechos por libre voluntad.

La característica de la semana para aquel que adopta un entendimiento del mundo a través del prisma de un Dios comunitario es:

 

Ama sacrificialmente a las personas – Porque el Dios de la Biblia no es egoísta. Él se auto-entrega, contrariando cualquier manifestación de nuestra naturaleza egoísta.

UNIDAD EN DIVERSIDAD VS. LO “POLÍTICAMENTE CORRECTO”

UNIDAD EN DIVERSIDAD VS. LO “POLÍTICAMENTE CORRECTO”

Lo “políticamente correcto” ilusoriamente crea un código para que vivamos en unidad, pero en la práctica, solo promueve la uniformidad.

Por Arthur Lupion
Hace poco tiempo atrás, participé de un aula sobre ética en gestión de proyectos, cursando la facultad de Administración, y el profesor propuso una discusión en grupos, mientras enseñaba sobre el código de ética que la PMBok (una guía para gestores de proyectos) propone.

Al reunirme con mi grupo, me vi envuelto en una discusión sobre ética. Yo estaba afirmando categóricamente que la ética es situacional y no absoluta, y todos en el grupo estaban en desacuerdo conmigo. Comencé a citar ejemplos de culturas donde las atrocidades son aceptadas y a veces incluso honradas. Al término de la conversación, todos en el grupo estaban de acuerdo y me preguntaron en qué creía.

Creo que en nuestro tiempo la verdad es plural, los absolutos se quedaron en la modernidad. En realidad, el exceso de racionalismo de la modernidad nos condujo a la relativización de los absolutos. No existe una verdad fija, la verdad es relativa al contexto social y cultural.

Es en este ambiente que nace el concepto de lo “políticamente correcto”. Surge de la pluralidad de la verdad, que destruyó la razón e hizo inviable cualquier comentario neutro. O sea, por tener varias verdades, ninguna de ellas puede ser absoluta, y de ese modo, no podemos defender un punto de vista de manera neutra. Todos son vistos de forma pasional y, por eso, somos obligados a aceptar cualquier punto de vista, incluso si contradice a la lógica.

No creo en lo “políticamente correcto” por el simple hecho de que promueve la uniformidad y no la unidad. Todos tenemos que estar de acuerdo con algún aspecto social pertinente y enfatizado por la cultura actual. Y aquellos que no están de acuerdo no son bien vistos. Lo “políticamente correcto” termina siendo tajante y muchas veces, agresivo. Creando aspectos situacionales superlativos y dándoles la misma importancia que a las enseñanzas de la Palabra.

Creo en la unidad. La unidad existe incluso cuando hay discrepancia en aspectos secundarios e incluye a la tolerancia y el amor. En cambio, la uniformidad es un régimen donde todos tienen que estar de acuerdo, y cuando hay discrepancia, aquel que discrepa es estigmatizado y normalmente sufre alguna penalidad. La Trinidad eternamente vive en la unidad. La ortodoxia afirma que son tres personas distintas, siempre unidas sin posibilidad de separación. Este modelo nos posibilita vivir en comunidad con personas que piensan diferente unas de otras.

Cuando Jesús, en el Getsemaní, estaba en extremo sufrimiento, nos muestra este aspecto con estas palabras a Su Padre: “Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42).

La trinidad son tres personas distintas una de la otra. Cada una posee una consciencia propia, y por lo tanto, una voluntad propia. De ese modo, el Padre tiene una voluntad, el Hijo tiene una voluntad y el E.S. tiene una voluntad. Al mismo tiempo, son un solo Dios. Por tanto, son tres personas, tres voluntades, pero una única voluntad de Dios.  

La unidad existe a pesar de que tengamos opiniones diferentes. Respetar las opiniones de los otros, viviendo en armonía y con una sola mente, caracteriza este aspecto del ser divino que nosotros podemos replicar.

Imagina esta realidad en nuestra sociedad, nuestras iglesias y familias. Es imposible, por ejemplo, ver eso a la luz de las últimas elecciones (en Brasil). No propongo abandonar todos los absolutos de la Palabra, por el contrario, propongo vivir solamente por los absolutos de Dios mientras tenemos comunión con hermanos que piensan diferente en cuestiones secundarias.

Estamos lejos de replicar a un Dios unido en diversidad como sociedad, y caímos en el anzuelo de creer que lo “políticamente correcto” nos ayuda en eso, cuando en realidad lo dificulta.

Jesús lo hace posible, como ya vimos en el texto, colocando Su voluntad debajo de la voluntad del Padre, por libre elección. Actúa por amor y no preserva Su opinión o Su voluntad. La Trinidad hace posible un modelo replicable para que la sociedad, la iglesia universal, las iglesias locales y las familias experimenten la unidad.

La característica de la semana para aquel que adopta una cosmovisión trinitaria es:

Busca la unidad y la armonía, en vez de generar discordia y división. La unidad en la diversidad, en vez del ilusorio amor propuesto por lo “políticamente correcto”.

TRINIDAD APLICADA

Trinidad Aplicada

¿POR QUÉ DEBEMOS INTERPRETAR EL MUNDO A LA LUZ DE LA TRINIDAD?

La pos-modernidad es, en diversos aspectos, contraria a la imagen del Trino Dios.

Por Arthur Lupion

Muchos de nosotros desconocemos la expresión Imago societatis. Su concepto está relacionado a que la sociedad pueda reproducir la imagen de Dios. Creo que la gran mayoría de los cristianos estará de acuerdo con que la sociedad del siglo XXI está, en diversos aspectos, en un flujo contrario al de proyectar la imagen de Dios de manera colectiva.

 

Nuestro tiempo, al que aún llamamos pos-modernidad, fue diseñado como realidad líquida por su volatilidad. Si Bauman está en lo correcto, tan solo este aspecto ya confirma la tesis antedicha. Si nuestra sociedad vive en tiempos donde la verdad está en constante mutación, ya no podemos afirmar que esta sea la imagen de un Dios inmutable y fundamentado en absolutos.

Uno de los proyectos de este sitio es presentar 26 características de nuestro tiempo que son contrarias a la persona de Dios. Juan habló sobre eso: “Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno” (1 Jn. 5:19). Juan no está hablando de la condición caída de la humanidad, sino que el sistema de este mundo está bajo el poder del maligno.

A lo largo de los siglos, sistemáticamente, nuestras elecciones como humanidad nos llevaron donde estamos hoy, insertados en un sistema controlado por el maligno. Muchos de nosotros, cristianos, nos sentimos aprisionados, como si viviéramos en una jaula, en constante ansiedad y preocupación. La prisión que podemos vivir en la actualidad, como cristianos occidentales, no es física, sino emocional. El sistema de este tiempo, de modo general, nos ayuda a mantenernos en esta prisión invisible.

¿Pero cómo podemos vivir en este mundo, sin estar aprisionados al sistema actual?

La solución espiritual presentada por muchos es: ore, medite, lea la Biblia y todo saldrá bien. Muchos intentan hacer eso, pero acaban sintiéndose engañados y, finalmente, desisten de la vida con Dios. Eso porque, solamente orar y leer la Biblia es como “entrar en un tiroteo con un cuchillo”. Estas cuestiones son fundamentales, pero deben ser complementadas por el estudio profundo al respecto de nuestro Dios y por el entendimiento preciso de las complejidades del tiempo actual.

El proyecto, además de presentar características del nuestro tiempo y alertar sobre posibles prisiones, hablará de cómo las características del Trino Dios orientan nuestro comportamiento en una era donde nada más es sólido.

Dios es una Trinidad y a partir de quién Él es surgen todas las cosas. La Trinidad no es uno de Sus atributos, sino que en suma, quien Él es. Dios es el Padre, el Hijo y el Espíritu. Y por el hecho de que Él es estas tres personas le damos el nombre de Trinidad. Por lo tanto no es un atributo, sino un concepto que explica quién es Dios.

Cuando pensamos en un Dios unido en diversidad, un concepto que es citado muchas veces al tratarse de la Trinidad, consideramos a un Dios poseedor de una imagen diferente de la pos-modernidad.

Él está unido y es indivisible, no obstante, cada una de las tres personas posee una consciencia propia, pero en una unión eterna y permanente. Ellas no pueden desasociarse, fragmentarse o ser independientes. Están unidas, sin perder características, sin confusión o mezclas. Tres personas distintas con diferentes funciones, unidas en perfecta harmonía, desde siempre y para siempre. Nuestro tiempo, por otro lado, es líquido. Sus verdades están en constante transformación, está fragmentado y favorece el vivir de una manera independiente.

Para imitar a Dios, como Su pueblo, somos llamados a ser diferentes los unos de los otros, pero, de ninguna forma, nuestras diferencias deben conducirnos a la desunión.